Por Robert Stevens
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El miércoles por la noche, El Salvador declaró Bitcoin como moneda de curso legal. El autoritario presidente del país, Nayib Bukele, pasó el resto de la semana promocionando su nación Bitcoin, instalando granjas mineras en volcanes y deleitándose con su nuevo estatus de rebelde monetario.
Para el banco de inversión JPMorgan, el paso a Bitcoin no es motivo de celebración. "Está claro que hay implicaciones importantes para ese país", escribieron hoy los analistas en una nota, "pero es difícil ver beneficios económicos tangibles asociados a la adopción de Bitcoin como segunda forma de moneda de curso legal" junto al dólar estadounidense.
Aunque Bukele insiste en que el paso al Bitcoin atraerá inversiones extranjeras -la empresa de Justin Sun TRON ya ha anunciado sus planes de establecer una oficina en el país- y reducirá las tasas de envío de remesas, "el argumento del Gobierno de que generará ganancias de empleo e inversiones a corto plazo parece poco probable", señalan los analistas.
Un gran "meh" de los banqueros de inversión estadounidenses, pues. En todo caso, la declaración puede "poner en peligro las negociaciones" con el Fondo Monetario Internacional, con el que el banco cree que El Salvador debe hacer las pases para evitar que su economía se endeude aún más.
El FMI no ha respaldado el giro de El Salvador hacia el Bitcoin, y anteriormente criticó la decisión de las Islas Marshall de gestionar su economía con una criptodivisa estatal. Ayer, un portavoz del FMI dijo que el movimiento de El Salvador "plantea una serie de cuestiones macroeconómicas, financieras y legales que requieren un análisis muy cuidadoso."
Al mismo tiempo, señaló JPMorgan, el mayor accionista del FMI, EE.UU., está descontento con la desagradable inclinación autoritaria de Bukele. Bukele ha forzado recientemente el control del banco central y se ha puesto del lado de China. Al mismo tiempo, Biden está invirtiendo en Centroamérica. "Esto hace que sea un acto de equilibrio complicado", concluyen los analistas.
El bitcoin no suele ser apreciado por su estabilidad.
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