En Resumen

  • Elliptic reveló que la red A7, vinculada al oligarca moldavo Ilan Shor, facilitó $8.000 millones en transacciones de stablecoins durante 18 meses para evadir sanciones.
  • La filtración expuso que A7 lanzó su propia stablecoin vinculada al rublo, A7A5, registrada en Kirguistán para reducir dependencia de Tether y evitar congelamientos.
  • El análisis conectó los flujos cripto con infraestructura electoral en Moldavia, incluyendo una app que pagaba a activistas y sistemas de encuestas ilícitas.

Cuando un conjunto de archivos internos de empresas vinculadas al oligarca moldavo fugitivo Ilan Shor apareció en internet a principios de este mes, los analistas vieron más que secretos empresariales expuestos: vieron la arquitectura de una máquina geopolítica impulsada por criptomonedas.

Según un nuevo reporte de la firma de análisis forense blockchain Elliptic, la filtración revela cómo Rusia y sus socios han estado utilizando criptomonedas para eludir sanciones e influir en las elecciones en Moldavia.

En el centro de la filtración destaca A7, una red de empresas fundada y supuestamente controlada por Shor y profundamente entrelazada con el aparato financiero de Rusia. El análisis de Elliptic conecta a A7 y sus empresas asociadas con al menos $8.000 millones en transacciones de stablecoins durante los últimos 18 meses.

El flujo de esos fondos—rastreados a través de billeteras, contratos internos y esquemas de liquidación—sugiere que las criptomonedas ya no son una herramienta auxiliar en el arsenal financiero de Rusia, sino un canal deliberado para la proyección de poder.

Un ecosistema cripto para la influencia

Así es como supuestamente funciona: A7 se especializa en "evasión de sanciones como servicio", facilitando transacciones transfronterizas para actores rusos bloqueados de las finanzas convencionales. Casi la mitad de A7 es supuestamente propiedad del Promsvyazbank estatal de Rusia, ya bajo sanciones por su papel en el financiamiento de defensa. Elliptic vincula la red de billeteras de A7 con infraestructura política en Moldavia—como aplicaciones que pagan a activistas—y con sistemas diseñados para influir en la opinión pública.

A7 también parece haber lanzado su propia stablecoin, A7A5, vinculada al rublo ruso y registrada en Kirguistán. Su propósito: reducir la dependencia de stablecoins basadas en Estados Unidos como Tether, que son susceptibles a congelamientos regulatorios. Los registros internos de chat de la filtración discuten transferencias de USDT por varios millones de dólares utilizadas para construir liquidez para A7A5, y los ingenieros evidentemente trabajaron para dificultar que los reguladores occidentales bloqueen el acceso.

La filtración también revela un camino: fondos enrutados a través de empresas kirguisas, con liquidaciones estructuradas mediante una mezcla de finanzas tradicionales (pagarés, efectivo) y criptomonedas. Al menos una persona, Maria Albot, una ex política moldava sancionada por la UE, aparece en registros de chat solicitando transferencias de USDT vinculadas a una billetera que registró entradas masivas.

En el lado político, Elliptic conecta estos fondos con infraestructura utilizada durante las elecciones. Una aplicación de smartphone llamada Taito es citada por pagar a activistas locales. Un sistema de "Callcenter" es señalado por operar encuestas ilícitas, y un bot de Telegram es nombrado por distribuir pagos después de verificaciones de identidad rudimentarias.

Una tendencia inquietante

Sin embargo, por más convincente que suene, el reporte de Elliptic merece un escrutinio cuidadoso. Las revelaciones basadas en filtraciones son inherentemente imperfectas: existe la posibilidad de manipulación, atribución errónea o edición selectiva. La afirmación central de Elliptic—$8.000 millones en flujos de stablecoins—se basa en vincular direcciones de billeteras con entidades e inferir propiedad. Ese método es ampliamente utilizado en análisis forense blockchain, pero rara vez es infalible.

Además, aunque la propiedad de A7 por parte de Promsvyazbank es plausible, el grado de control o dirección estatal es más difícil de confirmar de forma independiente. El estatus de sanción de PSB es real, y su reputación como brazo financiero del sector de defensa de Rusia está documentada por Elliptic. Pero si cada transacción a través de A7 fue impulsada por el Kremlin o meramente oportunista es menos seguro.

En un contexto más amplio, la filtración de A7 sigue una tendencia: Rusia y actores aliados están recurriendo cada vez más a stablecoins respaldadas por rublos o emitidas domésticamente. Un reporte de Reuters señaló que las transacciones de A7A5 ya habían superado los $40.000 millones en volumen total hasta julio, impulsadas por la prisa de escapar de las restricciones financieras occidentales.

Los comentaristas financieros ven a A7A5 como una apuesta de alto riesgo: si no puedes usar rieles occidentales, entonces construye tus propios rieles—y cambia a criptomonedas para mover valor a escala.

Implicaciones sobre el terreno

Para los reguladores occidentales, la filtración es una doble ganancia: proporciona nuevas direcciones de billeteras para monitorear, y confirma lo que muchos han sospechado—que las criptomonedas son centrales para la evasión de sanciones modernizada. Si las atribuciones se sostienen, entonces los vigilantes financieros pueden tener más palancas para congelar o poner en lista negra la infraestructura.

Para Moldavia, las revelaciones son políticamente incendiarias. Las elecciones parlamentarias eran inminentes cuando se publicó la filtración, y las acusaciones de interferencia digital y compra de votos intensifican la urgencia. Si los flujos cripto de A7 realmente estaban pagando a activistas o influyendo en encuestas, entonces es una nueva frontera de guerra híbrida—una que mezcla dinero, software, identidad y persuasión.

Aún así, un documento filtrado no es una condena. Las identidades detrás de las billeteras, las intenciones de las transacciones y el nexo entre dinero y política requieren mayor investigación—por parte de las fuerzas del orden, agencias de inteligencia y auditores forenses.

En resumen: el reporte de Elliptic, si es preciso en sus afirmaciones centrales, esboza un manual escalofriante. Retrata un puente sofisticado entre estados sancionados y operaciones de influencia política, todo impulsado por criptomonedas. La pregunta más importante no es si la arquitectura es posible—ya parece estar construida—sino si las instituciones occidentales pueden construir contramedidas lo suficientemente rápido.

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