Incluso bajo investigación, la compañía de pagos abandonada Wirecard, que daba servicio a varias tarjetas de débito respaldadas por criptomonedas, continuó entregando dinero en efectivo que destruiría la compañía.
Recientemente, el Financial Times encontró que aproximadamente 155 millones de euros (180 millones de dólares) fueron pagados como préstamos sin garantía durante los primeros tres meses de 2020.
De acuerdo con una línea de tiempo proporcionada por el Financial Times, la firma de contabilidad global KPMG había estado investigando a Wirecard desde octubre de 2019.
La investigación se centró en si los ejecutivos de Wirecard estaban defraudando deliberadamente a los inversores de la empresa, precipitando un colapso espectacular que resultó ser un revés sustancial para las empresas de activos digitales que tenían la intención de trabajar con Wirecard para proporcionar productos de tarjetas de débito cripto similares a las de Visa.
Wirecard fue investigada por el Financial Times en 2015, y las investigaciones internas en las oficinas de Wirecard en Singapur comenzaron en marzo de 2018.
El valor de las acciones de Wirecard alcanzó su máximo en agosto de 2018. En los dos años siguientes se produjo una montaña rusa de infusiones de efectivo y un creciente escrutinio por parte de los reguladores y auditores, hasta que Wirecard admitió en junio de 2020 que faltaban más de 2.000 millones de dólares que se habían registrado en los estados financieros de la empresa.
Los documentos recibidos por el Financial Times indican que los préstamos a principios de 2020 incluían más de 115 millones de dólares pagados a Ocap, una misteriosa empresa fantasma con sede en Singapur que ya había dejado de pagar los préstamos anteriores de Wirecard a finales de 2019. Ocap fue dirigida anteriormente por un ex ejecutivo de Wirecard, cuya esposa ocupaba un cargo superior en la empresa cuando se extendieron los préstamos de 2020.
El colapso de Wirecard creó problemas para los clientes de las firmas de tarjetas de débito criptográficas TenX y Crypto.com en el Reino Unido y Europa continental, impidiéndoles añadir valor a las tarjetas. El servicio fue restaurado para algunos clientes cuando Wirecard fue autorizada a reanudar la actividad regulada varios días después.
El Financial Times encontró que Wirecard también hizo préstamos por valor de más de 45 millones de dólares a una segunda compañía con base en Singapur, Ruprecht Services.
Los préstamos se efectuaron presuntamente como pagos anticipados a socios de procesamiento de pagos con tarjeta a los que Wirecard subcontrató trabajos fuera de su jurisdicción financiera. Para marzo de 2020, se habían prestado más de 1.000 millones de dólares a socios con sede en Asia que resultaron ser empresas altamente sospechosas o totalmente fraudulentas.
El colapso de Wirecard fue un grave golpe para el sector europeo de la tecnología financiera y causó pérdidas incalculables de millones de dólares a los inversores y clientes. Pero también sirve de advertencia a los entusiastas de las criptomonedas que interactúan con el sistema financiero tradicional, recordándonos que, sin verificación, el fraude puede acechar en lugares donde pocos esperan encontrarlo.